CLINICA LUKAS RIMSKY POR GABRIEL Szulewicz



Lukas Azul Rimsky
A Lukas y su obra, se los va conociendo de a poco. Capa x capa, milimétricamente.
Comenzó su recorrido artístico dibujando desde muy chico en Chile, donde nació en el 96.  
A partir de los 13 años aproximadamente, Grafitis, pintadas, corridas, adrenalina y policías eran cuestiones que iban juntas, formando parte de su adicción a la pintada exprés. Sus grafitis se caracterizaban por tener ojos en las letras, como si nos increpara desde la pared.
Algunas cuestiones en su casa natal, y la negación a los estudios formales, fueron los disparadores que leyó con claridad su adorada tía Chintya y como buena escritora, le tiró unas líneas para que se suba a un viaje subterráneo atravesando la cordillera. Y en el año 2015 llegó a la Argentina. 
Hizo cursos de diseño gráfico, dibujo, pintura, paso por FADU, un taller de carpintería, y mucha calle. Fue muy bien recibido por los grafiteros de Bs As.   Actualmente, es asistente de Franco Fasoli, y también realiza tareas de restauración de murales.
Siempre tiene abierta la mirada a todo lo que está pintado en la calle, su referente principal, sobre todo las pintadas espontaneas, lo que ve, en general, le entusiasma más que un museo.

La variedad de Trabajos que Lukas nos presenta hoy tienen una importante transferencia de la calle al taller y de los materiales de construcción a la obra. Con su mochila al hombro y una espátula, hurga los paredones porteños en busca de materia, “pintura a la cal”, la que principalmente se usa en las pintadas políticas. Pero no es solo materia lo que Lukas trae de la calle, sino una mirada sobre una sociedad agrietada en mil pedazos, pero que a pesar de eso no le impide ver lo que esconden las paredes, entre fanatismos y amores.
Es perceptible en su obra, la idea de fragilidad, de finitud, la materia que se va transformando con el tiempo, sin la pretenciosidad de lo eterno. Tomemos el billete de 200 pesos, que podría ser signo de una economía en pedazos, que se deteriora con el tiempo. O la palara AMOR, que con mucha dedicación, simula esas pintadas políticas sobre un bastidor, que con el tiempo van cambiando su sentido.
Lukas realiza los ladrillitos que usa en algunas de sus obras, de la misma manera que construye y deconstruye una mirada poética de la calle, sin imágenes humanas, nos habla profundamente de quienes en ella habitan.

Gabriel Szulewicz, nov 21


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