Milena Sanchez por Julián Sorter
Va directo a la hoja; dibuja una frase y después le hace un
paisaje, la decora.
Elige imágenes reconocibles: una letra, una palabra, un
corazón. Imágenes que no requieren lectura. Simbología cotidiana.
Las frases tienen que ver con lo que le sucede el mismo día;
son cosas que no puede decir y también son inmediatas, presentes, lo que piensa
en el momento, lo que está pensando.
Siempre están dirigidas a alguien o algo, pero ella no lo
dice; un poco por vergüenza y también para generar confusión.
Es que con el tiempo se descubrió romántica; el amor es un
tema importante en su trabajo.
De chica escribía cartas; en la adolescencia se dedicó a los
poemas de amor, que con el tiempo se volvieron críticos.
Después la escritura quedó relacionada a una necesidad
personal; hace tiempo que lleva diarios íntimos pero no los considera obra.
“Escribo compulsivamente, como un vómito. Se me ocurren
cosas que me parecen geniales y necesito escribirlas. Después encuentro
cuadernos viejos y me sorprendo de lo que pensaba”
Hace dos años Milena empezó a usar escritura en su obra, a
raíz de un ejercicio de retórica que hizo en la facultad en el que utilizó
textos de revistas.
“En un cuaderno personal es más directo; en la pintura el
texto está más encriptado. Quiero evitar la literalidad.
Si un día alguien lee mis cuadernos va a ver todas las
personas de las que me enamore”
Usa cartones y papeles que le llegan, nunca los compra. La
base de sus obras es basura; algunos cartones están manchados y Milena aprovecha
esos accidentes, los incluye.
Recorta los cartones y los pinta; usa materiales escolares,
infantiles, los que se consiguen en las librerías de barrio; los mezcla, trabaja
con lo que tiene a mano. Raya.
“Mi lema es “te puede gustar por feo”; busco lo que no me
gusta, mezclo elementos que me hacen ruido en su encuentro
Me importa mucho el montaje de mis obras; me gusta
enmarcarlas en cajas blancas que les den un cierre y además funcionen como
opuestos a mi trabajo, que es desprolijo.”
Para trabajar necesita estar sola; siente que se mete en una
burbuja, en un refugio donde decir lo que piensa. Su trabajo es catártico
Trabaja compulsivamente Se tira en el suelo y fuma,
escuchando la misma canción una y otra vez. Al principio todo es caótico;
después se vuelve más y más minuciosa, se abstrae, concentrada en los detalles
hasta que queda como se lo propuso.
Rara vez dedica más de un día a una obra: “yo hago un cuadro
en un día; baja el sol y quiero que la obra esté terminada. Porque después se
me ocurre otra cosa”
Como alguien que espera a su amante y cuenta los minutos que
faltan para que llegue.
Comentarios
Publicar un comentario