CLINICA HUMA BARRIENTOS POR MARIANA ASTUTTI
La primera vez que vi su nombre escrito como correlato de la ventanita con su imagen en la
plataforma virtual, asocié el apodo a Uma Thurman, al personaje fighter de la película
yankee. Pero no, no es Uma de Thurman sino Huma de Huma Huaca. Humahuaca, fighter
sí, pero de un suelo firme, que nos impulsa a ver y a cuestionar entre muchas cosas, qué es
la identidad para quiénes desde la gran ciudad recuerdan su territorio.
La obra aparece como un cruce entre la vida en la ciudad de Buenos Aires y los recuerdos
de lo vivido en Jujuy. No solo evoca hábitos lugareños y sus rituales sino más bien
anécdotas nítidas, propias, de los que no estuvieron, de los que se fueron temprano pero
también de los que la abrazaron fuerte.
Cuando Huma reconoció a lxs cuerpos de ése territorio en el patio de la escuela en la gran
ciudad ya no pudo más, que hacer.
En ese momento ella sufrió una activación necesaria no al encuentro del paisaje y lo que le
ofreció el propio territorio en su juventud sino al choque con esos niñes, donde se vio
reflejada como en un espejo bien lustrado, y a partir de ahí todo fue simple, el empuje de "la
causa mayor".
¿Acaso alguien es capaz de hacer sin toparse con la causa mayor?.
La íntima vinculación entre obra y territorio aparece en la obra de Huma de mil marrones:
clásicos, nuevos, delirantes, brillantes, colorados, más legitimados, menos nombrados, más
acuosos, pero siempre reconocidos. Porque así como los esquimales captan distintos tipos
de blancos y nombran la nieve por sus transformaciones de textura, o eso creemos gracias
a Rolland Barthes, una sospecha que Huma, la artista de la quebrada, cuando mezcla y
desglosa lo hace con otras nomenclaturas técnicas, poéticas hasta amorosas.
El paisaje no aparece en éste caso como una expresión de deseo, como escape místico del
mundanal ruido, acá el paisaje es: puna, cerro de mil colores, inevitable.
Pero lo que la obra nos presenta son rostros.
La serie de las máscaras, que danza si se las ve en un formato de instalación 3D.
Su materialidad tejida revelando su infancia pero no de manera desmedida sino como una
evocación sutil dejando ver solo algunos secretos, sueños de niña y técnicas (más menos
conscientes) heredadas.
Los festejos del carnaval ocupaban un lugar muy importante en la vida de la artista.
De las máscaras el carnaval y de ahí los diablos, y de ahí las reinas, una idea fuera de
lugar. Todo lo que trae el concepto de carnaval deriva del italiano y significa "quitarse la
carne" o "despedirse de la carne".
Tomando un análisis maravilloso de Rabelais sobre el carnaval en la edad media adherimos
a la idea profunda de que es la segunda vida del pueblo, basada en el principio de la risa.
Una máscara, un pueblo, un diablo, la reina y una risa, las risas. Esta es la naturaleza
específica del carnaval, su modo particular de existencia, algo de lo que Huma nos
presenta.
Mariana Astuti
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