Escribir

(...) Escribir lo que después será un libro exige a veces más fuerza de la que aparentemente se tiene.
Sobre todo cuando se tiene que inventar el propio método de trabajo, como yo y muchos otros. Cuando conscientemente, a los 13 años de edad, asumí mi deseo de escribir- yo escribía cuando era niña, pero no había asumido un destino-, cuando asumí mi deseo de escribir, me vi de pronto en un vacío. Y en ese vacío no había quien me pudiera ayudar.
Yo tenia que erguirme de una nada, tenia que entenderme, inventarme a mi misma, por decirlo así, mi verdad. Empece, y no era ni siquiera el comienzo. Los papeles se juntaban uno con otro- el sentido se contradecía, la desesperación de no poder era un obstáculo mas para realmente no poder. La historia interminable que entonces empecé a escribir (con mucho influencia de El lobo estepario de Herman Hesse), qué pena no haberla conservado; la rompí, despreciando todo un esfuerzo casi sobrehumano de aprendizaje, de auto-conocimiento. Y todo se hacia en secreto. No le contaba a nadie, vivía aquel dolor solo. Una cosa ya adivinaba: era necesario intentar escribir siempre, no esperar un momento mejor pues este simplemente no llegaba. Escribir siempre me costó, aunque hubiera partido de lo que se llama vocación (...)

Clarice Lispector

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