Clínica Juanca



Juanca medita las respuestas
Sobre el caos, la fiesta y el afán de evitar la tumba.

Arrojados a un espacio mentiroso, ese de trampas y caprichos, exigimos un orden y un entendimiento. Somos humanos, en una tierra con ciertas leyes que nos hacen sentir protegidos, seguros. Exigimos la vida.

Buscando el máximo rendimiento y escuchando conferencias: la doble formación. No hay recreo, hay recreación, de un vidrio roto, que como antes impedía ahora llama y concentra. Es un Frankestein mudo pero que brillará (que no emite un rujido pero sí gritará con luces). A través, luces a través, y todo parece ser a través. Como el hilo que recorre y va recogiendo lo que flota, para que no se escape, para que ocupe su lugar en la llamada reunión.
En una obra sin fin encontrar el fin es un acto de... comodidad?, de hartazgo?, de piedad?, sí quizás un poco de piedad pero también de humildad. Piedad y humildad juntos?, no sé hay cosas que todavía me están confundiendo.
Hay cientos de formas convocadas, que se traen, que se atraen hacia adentro, que estaban formando parte de un caos mayor y se las congrega para formar parte de este acto de representación de un pequeño caos (será su caos?) A mi me da un poco de angustia que trate de entender el caos, xq siempre entendí que en el caos no cabe el entendimiento. Tarea quijotesca!
A él todo se le presenta como yendose a mi como viniendo. Y el lazo?. el lazo es para que no se vayan, sí, el lazo siempre es para que no se vayan. La disipación propone desintegración?, las cositas solas ya no son?. Entonces la idea de comunidad me aparece tan tan fuerte! y no me es extraño, justo en Juan que siempre trabaja juntándonos, hasta su trabajo no artístico trata de la reunión jejeje se me acaba de ocurrir, seguro se va a sorprender de mi descubrimiento.
Luego los cuadros con sus espacios representados se atraeran entre sí, se invitan mutuamente, no pueden evitarlo. Hay algunos temas de los que conversan más a gusto y otros que tratan de evitar. pero nunca se quedan callados, son chillones e irreverentes. Si ya lo dije: son caprichosos! y todo esto por más que Juan trate de evitarlo el muy cabeza dura. Él dice que lucha contra el surco, ese que trazamos una y otra vez y a veces tan profundamente que se convierte en nuestra tumba artística, casi nadie se quiere morir. En tal caso sería la convocatoria a una fiesta y no a un funeral.
Bueno... hay ciertas leyes que faltan y esta falta nos hace sentirnos menos humanos mientras dure el festejo. Es un espacio de contradicciones.
En la escena vitral también aparece de nuevo la convivencia y la unificación. Insoportable es la disperción. La esfera convoca, como forma perfecta, a las unidades. También existe como nos sucede a muchos y a tantos, el recuerdo de un destino pasado. Ese que se deja de lado para ir a una fiesta donde no se sabe bien qué va a suceder pero que es una fiesta contra la muerte, contra desaparecer. Una fiesta en contra de irse.  
Con ustedes Juan Cruz!

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